Obviamente, no siempre hallamos la pista que desgrane la solución de los rompecabezas, y en esos casos, la incógnita queda flotando etérea en lo más hondo de la trastienda de la memoria.
Estábamos en el aeropuerto de Etiopía, neófitos en África y sus códigos, esperando en pie a que alguien informara voz en grito el destino del próximo embarque, con las pantallas informativas fundidas a negro y la megafonía ronca hasta lo inaudible, respondiendo preguntas de turistas aun más tensos que nosotros y pensando que aquel señor de la cachaba, sonriente y tranquilo, sabía seguro lo que se hacía.
"Cuando él se mueva, arreamos".
Volando hacia Sudáfrica, escala en Etiopía |
A medida que los despegues se retrasaban y los pasajeros comprobaban que en las pantallas no había nada que comprobar, la gente iba acumulándose delante de las pocas puertas de embarque.
De repente, un enjambre de asiáticos se hizo hueco a trompicones entre la multitud, se acercó al empleado del mostrador y preguntó por su vuelo. La respuesta fue negativa, " les toca esperar y estar al loro, como a todos los demás".
No parecían turistas. No sabemos por qué, pero no lo parecían. Estaban nerviosos, y sus frenéticas idas y venidas en tan reducido espacio, así como sus preguntas ansiosas, acabaron por hartar al azafato etíope. Entre los viajeros acumulados reinó la jocosidad.
Nosotros nos enfrascamos en un debate antropológico de salón, deduciendo sin pruebas que era un grupo de asalariados emigrado para trabajar en algún país africano. Extraña conclusión para extraña escena. Pasaron las horas, cogimos el vuelo y nos olvidamos de aquel momento.
Pero parece que no del todo.
Meses después, ya en nuestra casa, cayó en nuestras manos el libro "Historias de África", de Xavier Aldekoa. El capítulo "Chináfrica" hurgó entre nuestros recuerdos dotando de significado aquel episodio.
Un viaje previo, una lectura posterior, una pregunta que halla respuesta tiempo después en un lugar distinto. Macropolítica a través de microexperiencias. Y evolución. Un poco más conscientes, un poco más atentos, igual de curiosos.